La contaminación de los productos alimentarios, ya sea deliberada o accidental, tiene implicaciones muy significativas en el siglo XXI.
La seguridad alimentaria está en los primeros puntos de la agenda de “Cosas que hacer” de la industria alimentaria y de bebidas, y cualquier escándalo relacionado con ella tiene importantes repercusiones, tal como demuestra la cobertura de los medios internacionales del escándalo debido a la contaminación melamina en leche, que tuvo lugar en la China en 2008, o el escándalo de la carne de caballo, ocurrido en Europa en 2013.
Podríamos considerar en primer lugar la contaminación de los alimentos como resultado de tres motivaciones principales:
• Beneficio económico
Representa la contaminación deliberada de alimentos y bebidas para maximizar el beneficio. En última instancia es un acto de engaño deliberado del consumidor para satisfacer y maximizar la rentabilidad de la empresa. Uno de los casos más graves fue el del aceite de colza
• Amenaza a la salud pública
En este caso, a menudo suele ser una manipulación accidental (pero no menos grave) y quizás descuidada de los alimentos que conduce a la producción de productos alimentarios no seguros, que se han podido contaminar por contaminación cruzada.
Representa una amenaza emergente que los gobiernos de todo el mundo están empezando a tener en cuenta. Consiste en el uso de alimentos para causar daño a las poblaciones humanas por razones políticas o motivadas por creencias, de forma deliberada.
Entonces, ¿qué debemos hacer?
• Legislar, legislar y legislar de nuevo
En todo el mundo, los legisladores y reguladores están observando y tomando nota.
En los Estados Unidos, por ejemplo, la FDA ha introducido recientemente la primera legislación estadounidense contra la adulteración deliberada de alimentos, que obliga a los fabricantes a establecer protecciones mucho más estrictas en toda la cadena de producción de alimentos.
Europa y la Unión Europea también han introducido recientemente una serie de medidas al respecto.
La regulación parece estar funcionando, pero está lejos de ser una solución por sí sola.
• Abrazar la revolución tecnológica y científica
Se han hecho grandes avances en la espectroscopía de NMR para analizar aceites, vino y miel, que suelen ser productos muy susceptibles a la adulteración.
Esto es sólo una pequeña muestra en relación a las nuevas tecnologías que se están desarrollando constantemente para desafiar la práctica fraudulenta.
En esencia, las importaciones suponen un reto para la seguridad alimentaria…
Las amenazas a la seguridad alimentaria han cambiado a la luz de los nuevos avances tecnológicos y es evidente que debemos adoptar métodos aún más avanzados de prevención.
La financiación, la innovación y la determinación serán fundamentales para garantizar una buena alianza entre la alimentación y la ciencia para garantizar la seguridad alimentaria para todos.
Vivir en un mundo globalizado, en el que una cosecha se cultiva en un país o región específica, como por ejemplo el arroz, en Asia, pero se distribuye y se consume en todo el mundo, requiere que la transparencia sea clave en toda la cadena de suministro.
Muchos se preocupan de que las prácticas difieren demasiado y la distancia geopolítica entre los diferentes estados nacionales fomenta la práctica fraudulenta. En esencia, las importaciones representan un desafío para la seguridad alimentaria debido a restricciones tanto legales como logísticas en inspecciones y estándares.
¿El bioterrorismo alimentario representa una verdadera amenaza?
Esto es algo que en gran medida aún no hemos explorado.
En teoría, en el actual clima político tumultuoso y en el mundo posterior al 11 de septiembre, es algo que no se puede descartar. Por esta razón, debemos admitir que el bioterrorismo a través de la contaminación del suministro de alimentos es un desafío legítimo que los gobiernos deben abordar.
Se cree que el brote de E. coli en el norte de Alemania en 2011, que afectó a más de 3.000 personas y causó la muerte de más de 50, podría haberse propagado deliberadamente. La virulencia y la rapidez de la extensión, da que pensar que no fue un brote natural.
En respuesta a los temores anteriores, Estados Unidos ha implementado legislación en forma de la Ley de Bioterrorismo de 2002, en la cual las empresas de alimentos están obligadas a registrarse en la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos y declarar la información del envío y otros registros.
Una cuestión de pescado
En Europa, el etiquetado erróneo de los pescados estaba resultando una práctica fraudulenta cada vez más habitual, ya que muchos peces cuando se filetean resultan totalmente indistinguibles. Por lo que el fraude en pescados se ha convertido en un problema muy grave tanto desde una perspectiva puramente de fraude alimentario como también para la sostenibilidad de muchas especies.
El fraude alimentario se está convirtiendo en una verdadera mancha negra en nuestra industria, y resulta perjudicial para los consumidores, el medio ambiente y la competencia en el mercado de la producción de alimentos.
Afortunadamente, la tecnología genética ha liderado el camino para abordar el tema, así como una regulación cada vez más estricta de la UE sobre etiquetado, trazabilidad y estandarización.
Fuente: www.newfoodmagazine.com
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