El 30 de marzo de 1987 se inició el juicio de una de las intoxicaciones más graves que han sucedido en España y Europa en este último medio siglo: el caso del síndrome tóxico del aceite de colza.
Todo empezó por la venta de un aceite supuestamente apto para el consumo de forma ilegal en mercadillos y puestos ambulantes, sin control alguno sobre ese aceite por parte del estado.
El aceite de colza no estaba autorizado para el consumo alimenticio en España. Para evitar que se destinasen partidas de ese aceite al consumo humano dentro de la península, se obligaba a los importadores a añadirle un colorante -desnaturalizarlo- que disuadiese su uso en alimentación. Ese aceite de colza desnaturalizado se importó de Francia para uso industrial, pero fue comercializado de forma fraudulenta para el consumo humano. Los industriales del ramo oleícola, a los que concedió la licencia de importación el consejo de ministros, pudieron pensar que ‘destilando’ el aceite a alta temperatura desaparecería el colorante, y podrían venderlo para cocinar, venta que se hizo en muchos casos en mercadillos ambulantes sobre los que las autoridades municipales no ejercieron inspección o control alguno.[
El primer caso de intoxicación por aceite de colza tuvo lugar el 27 de Abril de 1981, en el que un niño falleció por causas desconocidas en la localidad de Torrejón de Ardoz (Madrid); en un primer momento se asoció con la Enfermedad del Legionario, pero tras posteriores investigaciones se confirmó que la muerte del menor fue causada por el consumo de un aceite adulterado, el aceite de colza. Después de dos semanas hubo otros 6 fallecidos, en 4 provincias más, y se le cambió el nombre de Enfermedad del Legionario por “Neumonía atípica”. Después de un mes y medio de duras investigaciones se llegó a la conclusión de que el causante de los fallecimientos era un aceite de colza adulterado y vendido a granel sin control sanitario alguno y presuntamente de forma ilegal. En Julio de ese mismo año ya se habían contabilizado 62 muertos.
Las investigaciones que se llevaron a cabo consiguieron desenmascarar a los culpables de la intoxicación. Se descubrió que siete empresas y unas diez marcas comerciales cometieron un fraude al mezclar el aceite con otros productos y vendiéndolo de forma clandestina y sin ningún control para uso alimentario.
El consumo de este aceite provocó alrededor de 25.000 afectados y 300 muertos.
Hubo diez procesamientos y veinticinco detenciones, por delito contra la salud pública. Los 10 procesamientos se llevaron a prisión preventiva. De todos los acusados solamente 2 personas fueron condenadas en el juicio con penas muy inferiores a las que solicitaban los fiscales.
Fuente: www.web.eldia.es; www.alertadigital.com; www.elpais.com