A principios de este año, la Agencia Federal de Bélgica para la Seguridad de la Cadena Alimentaria indicó que los insectos pueden ser consumidos por el ser humano, ya que son una fuente de proteínas.
Varias organizaciones, entre ellas la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), han estudiado la posibilidad de utilizar insectos para la alimentación humana y animal, y tres Estados miembros de la UE – Bélgica, Francia y los Países Bajos han evaluado los riesgos relacionados con los insectos como alimentos o piensos.
En algunas partes de la Unión Europea se tolera la cría y la comercialización de insectos. Es más, una cadena de supermercados holandeses ha empezado a vender productos elaborados con insectos comestibles. Los responsables de esta idea argumentan que los insectos preparados son una alternativa saludable y sostenible al consumo de carne o pescado.
Otros países como Holanda se unen a esta iniciativa. Y actualmente ya se pueden encontrar en algunos supermercados hamburguesas y nuggets elaborados con una gran variedad de insectos, que aportan un elevado porcentaje de proteínas.
Algunos expertos afirman que los insectos constituyen un recurso alimentario respetuoso con el medio ambiente, ya que no generan residuos en la cría, y además la huella ecológica es inferior a la producida por granjas de ganado.
Según diversas encuestas un 70% de los consumidores probarían este tipo de productos. Así pues, cabe esperar que los occidentales superen sus reparos hacia los bichos y los comiencen a ver como una fuente de proteínas similar a productos cárnicos o pesqueros.
El comercio de estos productos podría despuntar dentro de unos años, dado que son una opción nutritiva para vegetarianos y personas que prefieren alimentos de producción ecológica.
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