Un análisis de ADN realizado recientemente muestra que el 38% de los pescados analizados estaban mal etiquetados.
Pescados como el atún rojo, el lenguado y el bacalao se sustituyen por especies más baratas, llegando a valores inferiores del 40%.
La empresa que realizó este estudio ha publicado una investigación que apunta que, en promedio, el 30% del pescado servido en restaurantes de Bruselas no correspondía con las especies requeridas por el consumidor.
Después de recoger más 280 muestras, se identificaron fraudes en más de 150 restaurantes y algunas instituciones de la UE, y se deja entre ver el blanqueo de los productos de pesca ilegal.
La UE debería asumir la responsabilidad y mejorar con urgencia la trazabilidad y etiquetado de los productos del mar.
Las conclusiones con más notoriedad del estudio revelan que las razones económicas son el motor principal detrás del fraude de productos del mar, lo que resulta en un engaño para el consumidor. Especies más valoradas en el mercado como el bacalao, se sustituye por ejemplo por pescado cultivado como Pangasius hypophthalmus.
Las 3 especies más fraudulentas que se han encontrado son:
En 95% de los casos; atún rojo que fue vendido como atún aleta amarilla. Una de las especies de túnidos tropicales más baratos.
En 11% de los casos; lenguado común que fue sustituido por otras especies de peces planos más baratos.
En 13% de los casos; el bacalao fue sustituido por una de las siete especies diferentes; de forma reiterada por la familia de los pangásidos.
El primer paso para los expertos de la UE es abrir los ojos frente a esta problemática. Como los recursos pesqueros se vuelven más escasos debido a la sobreexplotación y continúa creciendo la demanda, cada vez más aparecen sustitutos más baratos, dando lugar a un fraude alimentario.
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