Mientras que más de mil millones de personas en el mundo están pasando hambre hay una cantidad inimaginable de alimentos que no son aptos por el consumo debido a la presencia de los mohos productores de toxinas como la aflatoxina.
La FAO (Food and Agriculture Organization) estima que alrededor de un cuarto de la producción agrícola del mundo está contaminada por micotoxinas y, en los últimos 10 años, las micotoxinas han sido responsables del 30-60% de los rechazos fronterizos de alimentos y pienso.
Existen métodos para reducir el crecimiento de mohos en alimentos básicos, particularmente durante el almacenaje, pero también en el campo, desde la utilización de espejos para redirigir la luz solar a las zonas más húmedas, hasta el desarrollo de instalaciones específicas, o el uso de variedades más resistentes a los mohos.
Si los productos se almacenan en silos aislados, la diferencia de temperatura entre el lado del sol y el de la sombra puede causar la migración de humedad desde la parte más cálida a la parte más fresca, donde se condensará y favorecerá el crecimiento de mohos toxigénicos. El aislamiento térmico podría reducir o eliminar este problema, pero estos conocimientos no se aplican porque la gente no tiene acceso a esta información.
Muchos países tienen regulaciones que especifican la concentración máxima permitida de micotoxinas, pero no hay regulaciones relacionadas con las medidas que se requieren para reducir la contaminación. Al no haber ninguna regulación en ese sentido, los productores son reticentes a invertir en métodos que reduzcan el crecimiento de mohos. Sin embargo, se dedica un esfuerzo considerable en cuantificar micotoxinas en alimentos y en el desarrollo de métodos capaces de detectar bajas concentraciones de estas micotoxinas.
Hay quien considera que ha llegado el momento de focalizar esfuerzos hacia métodos que reduzcan el problema a dos niveles, preveniendo el crecimiento de mohos, y diseñando métodos asequibles para eliminar micotoxinas de los alimentos contaminados, además de proporcionar la formación necesaria para poder llevarlo a cabo.
El Grupo de Trabajo de Micotoxinas de la Global Harmonization Initiative (GHI) está desarrollando propuestas que tienen como objetivo reducir las micotoxinas en alimentos básicos e informar a los agricultores e industrias de este riesgo.
Fuente: www.foodsafetymagazine.com.