Lo que comemos, cómo se produce y cómo llega hasta nosotros tiene un gran impacto en el medio ambiente y la salud pública por lo que el futuro del sector dependerá en gran medida de su evolución y los cambios que se realicen.
El acceso desigual a la alimentación a nivel mundial, la obesidad y los trastornos alimentarios y el crecimiento de la población previsto para las próximas décadas son las tres grandes competencias que deben tenerse en cuenta para centrar la atención del sector alimentario.
Mientras que la pobreza alimentaria amenaza a muchas familias y la desigualdad crece año tras año, la obesidad afecta a uno de cada tres niños de entre 10 y 11 años generando un problema para la salud pública nivel mundial.
La agencia Internacional para la investigación del cáncer (IARC) declara que la obesidad y el sobrepeso se relacionan con hasta 8 tipos de cáncer distintos. La Asociación Española contra el cáncer corrobora esta afirmación y especifica algunos tipos de cáncer que pueden venir asociados: el de estómago, hígado, páncreas y tiroides, son algunos.
La demanda de alimentos en el mundo es tan grande que nos encontramos ante un sistema sobrecargado, lo que supone la destrucción de muchos recursos mundiales. Y se espera que cara al 2050 la población crezca en un 25%, por lo que este problema podría llegar a ser aún más preocupante.
En unos años se espera que el mayor bloque de población activa esté formado por Millenials (o más jóvenes) en más de un 50%, por lo que es de suponer una nueva forma de consumo que la industria debe estar preparada para afrontar.
Según Blakemore, CEO del grupo Compass, se pueden identificar 6 tendencias que están ganando fuerza en el contexto actual, y sobre las que se espera un cambio, donde la salud y el bienestar cobren más importancia de la que han tenido hasta ahora:
- El consumidor actual desea decidir qué, cuándo y cómo quiere aquello que va a consumir por lo que la próxima generación seguirá apostando por la disponibilidad de alimentos de forma inmediata.
- El hábito de comer se ha convertido en una tendencia experiencial y social, donde la comida debe crear sensaciones. El consumidor deja de comer en casa si no que hace de este hábito una forma de interaccionar con los demás y, por tanto, definir a quien la consume.
- Interesarnos por la procedencia y la historia de los alimentos que consumimos se está convirtiendo en una práctica muy común. Es por eso por lo que los productos locales y auténticos son cada vez más demandados. Todos queremos saber dónde, por quién y cómo se producen e incluso ¿cómo han llegado hasta la mesa?
- El consumidor quiere confiar en los productos que consume, por tanto, los productos más transparentes, aquellos que indiquen toda la información que necesitamos para decidir si confiamos o no en el producto están a la orden del día.
- Otra tendencia que ha ido en crecimiento en los últimos años es la simplicidad, un alimento estará mejor valorado cuanto más simple sea. Una etiqueta limpia de conservantes será indicador de un producto natural y mejor valorado por el consumidor final.
- El aumento de vegetarianos o veganos es mucho más que una moda. Las opciones sin carne son cada vez más demandadas y por tanto poder elegir alimentos con proteína de origen no-animal es una necesidad a la que el sector debe prestar atención.
Se espera que estas imposiciones en forma de tendencia sean oportunidades para optar a una alimentación más sana y que la industria siga siendo económicamente robusta pero sostenible a su vez.
El futuro de la industria alimentaria vendrá directamente relacionado con la capacidad de adaptación a las demandas emergentes de los consumidores y de poder ofrecer alimentos saludables y producidos de forma sostenible al consumidor. Pero sin perder de vista uno de los factores más importantes, la inocuidad de los alimentos.
¿Qué papel puede tener la tecnología en estos cambios? Se propone la robótica, en el campo de la agricultura, la inteligencia artificial usada en la toma de decisiones, o el tratamiento de los datos para conocer mejor nuestros procesos. Pero la innovación y la tecnología también están al servicio de la seguridad alimentaria. Un ejemplo de ello es el uso de los modelos predictivos o la secuenciación masiva, por ejemplo, en el control de calidad.
Estas son algunas opciones que nos pueden acercar más a un futuro del sector alimentario exitoso y a la altura de lo que se pretende hoy en día.
Fuente: FoodNavigator