Las condiciones meteorológicas siguen afectando la producción de hortalizas en algunas de las regiones de mayor crecimiento de la UE, pero ¿es una oportunidad disfrazada para el sector de los alimentos procesados?
Las heladas, las inundaciones y la nieve han afectado gravemente los cultivos en el sur de Francia, España e Italia. Se espera que la producción total en Europa se haya reducido en un 60%.
Con la escasez que afecta a muchas hortalizas de invierno como coles y calabacines, los precios están aumentando de forma considerable en toda la UE. Las regiones españolas de Valencia y Murcia, donde se cultiva la mayor parte de los cultivos de invierno de Europa, han sufrido algunas de las pérdidas más fuertes.
La Federación Española de Exportadores de Frutas, Hortalizas y Flores (FEPEX) anunció, en un comunicado, que toda la producción hortícola, con notables diferencias por especies, se reduciría en un 30%.
La producción en España por lo general representa el 50% del suministro de vegetales de Europa, con un promedio de 100.000 toneladas al mes.
Según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, los precios de los tomates aumentaron un 45% el 15 de enero, los precios del calabacín subieron un 60% y las berenjenas un 132%.
Pero mientras que las condiciones de congelación han provocado pérdidas en toda la industria de alimentos frescos, otros sectores, como el de frutas procesadas, esperan obtener beneficios.
Muchos compradores están viendo estantes vacíos y advertencias de «productos no disponibles» en calabacines frescos y espinacas, e incluso ha aparecido el hashtag #courtettecrisis. Sin embargo, las existencias de ambos productos congelados siguen siendo abundantes y se mantiene el precio.
Ante la perspectiva de no poder disponer de frutas y verduras frescas a corto plazo en el mercado, los alimentos congelados y procesados pueden beneficiarse de la situación por tener una vida útil más larga y precios más bajos.
Fuente: www.foodqualitynews.com