La Agencia británica para la Seguridad Alimentaria (FSA) ha publicado los resultados de un proyecto de investigación para determinar el riesgo de las prácticas utilizadas en la agricultura del Reino Unido a través de productos frescos contaminados.
Aunque la mayor parte del agua que se utiliza para la gestión agrícola procede de ríos o acuíferos subterráneos, también se almacenan aguas superficiales en embalses en la misma explotación para proporcionar agua en épocas de escasez.
La problemática que puede presentar esta última opción se basa en que debido a las aguas de escorrentía o los desechos fecales de algunos animales, muchas aguas residuales pueden contaminar los ríos y arroyos con microorganismos patógenos.
Esta agua contaminada podría llegar a los productos que se consumen crudos, existiendo un riesgo importante para la salud pública y seguridad alimentaria.
En el estudio se han presentado dos secciones:
Una primera sección en la que se identifican los patógenos más importantes que pueden causar enfermedades de origen alimentario, características de los agentes patógenos y herramientas para poder medir la calidad del agua que se utiliza para riego.
El estudio se ha enfocado principalmente en Salmonella, Escherichia coli 0157, norovirus, rotavirus, Listeria, Campy lobacter, Clostridium perfringens, Cryptosporidium y Giardia.
La segunda sección aborda todas las prácticas de riego utilizadas y las fuentes de agua que se utilizan en Reino Unido, posibles efectos de contaminación y cambios que podrían hacerse en cuanto a legislación ambiental para controlar los riesgos.
Fuente: Fundación Vasca para la seguridad agroalimentaria