Stewart Parnell, el antiguo propietario de la ya desaparecida PCA, ha sido condenado a 28 años de prisión por ser relacionado con la aparición de un brote de Salmonella vinculado a nueve muertes. Su hermano, Michael Parnell, que también trabajaba en la empresa, fue condenado a 20 años.
María Wilkerson, quien ocupó varios cargos en la PCA incluyendo labores de recepcionista, gerente de la oficina y gerente de control de calidad, ha sido condenada a cinco años.
Las pruebas presentadas en el juicio demostraron que la comida contaminada causó Salmonelosis en 2009 dando lugar a más de 700 casos reportados en 46 estados.
«Parnell ordenó el envío de pasta de cacahuete contaminada por Salmonella que no sólo mató a nueve personas, sino también produjo grandes retiros de alimentos en la historia de la seguridad alimentaria», dijo Rena Steinzor, del Centro para la Reforma Progresiva (CPR).
«Su fábrica era un lugar asqueroso, con equipos rotos, techos con goteras, y presencia de excrementos de roedores. Con suerte, este tipo de persecución motivará al Congreso para financiar plenamente los esfuerzos de la FDA para prevenir este tipo de tragedias».
Los hermanos Parnell fueron declarados culpables por un jurado federal de múltiples cargos de conspiración, fraude postal y telegráfico y la venta de alimentos mal etiquetados.
Sin duda, las condenas dictadas no van a traer de vuelta a los nueve estadounidenses que murieron por comer productos que contenían cacahuete contaminado que Parnell y sus coacusados comercializaban, ni desaparecerán las enfermedades y hospitalizaciones de los que sobrevivieron, pero van a enviar una señal muy fuerte a los productores de alimentos mostrándoles que la seguridad alimentaria puede traer graves consecuencias si no se gestiona de forma adecuada.
Desde el brote de Salmonella de 2009, la industria alimentaria ha trabajado para mejorar sus conocimientos y prácticas de seguridad de los alimentos.
Fuente: FoodQuality