La campilobacteriosis es la mayor causa de enfermedades transmitidas por alimentos, causando más de 14.800 casos confirmados en España durante el año 2016.
El Campylobacter es una bacteria difícil de controlar ya que se disemina con facilidad, tiene una dosis de infección muy baja y actualmente no existe ninguna vacuna.
Para evitar al máximo los riesgos es muy importante contar con el esfuerzo y la responsabilidad de todos los eslabones de la cadena alimentaria pero también del consumidor, quién en última instancia debe ser consciente que cualquier error en la manipulación de la carne de ave puede tener un resultado fatal para la salud.
Es fundamental que los consumidores tomen todas las precauciones necesarias a la hora de cocinar la carne de pollo y aplicar buenas practicas de higiene ya que a menudo el desconocimiento de estas medidas o el exceso de confianza en la cadena alimentaria pensando que todos los protocolos son suficientes puede traicionar la responsabilidad final del consumidor ante el Campylobacter.
Según la opinión de Pascal Monzó, jefe de laboratorio de la empresa Productos Florida, una de las empresas más importantes de España en la producción y comercialización de carne de ave, la industria avícola está trabajando fuerte para reducir la incidencia del Campylobacter en el pollo como en su momento hizo combatiendo la salmonela.
Aunque cada vez más aumentan los esfuerzos en el control y la seguridad en la cadena alimentaria es esencial concienciar todavía más al consumidor para erradicar la mayor causa de enfermedad transmitida por alimentos y, sobretodo, tener en cuenta que es una responsabilidad compartida con la industria, las granjas, los supermercados y comercios.
Para hablar de todo ello Bioser ha organizado un observatorio sobre “Retos y riesgos en producción avícola” el próximo día 3 de octubre en el que abordaremos este tema desde varios ángulos.