Según los datos obtenidos por el Sistema Europeo de Vigilancia (TESSy) durante el año 2017 se notificaron, de 30 países diferentes, 9.238 posibles casos de legionelosis de los cuales el 93% se confirmaron como positivos. Un 8% de los mismos tuvieron un desenlace fatal para los afectados.
Mientras que en 2013 el valor se calculó de 1,2 notificaciones por cada 100.000 habitantes, el de 2017 supuso el número de notificaciones por cada 100.000 habitantes más alto de las observadas hasta el momento por la UE con 1,8 por 100.000, un 30% más de casos notificados en la UE respecto al año anterior.
Francia, Alemania, Italia y España son los países con más incidencia; el 68% del total de casos notificados.
El mayor número de notificaciones se realizaron entre junio y octubre con una distribución anual de los casos muy similar a la de años anteriores; el máximo coincide, igual que en los 4 años anteriores, en septiembre.
El 69% de los casos aislados fueron notificados en la misma comunidad donde residen los afectados mientras que el 21% se asocia a viajes. De los 29 brotes notificados, 24 se asocian a grupos relacionados con viajes de la UE desde finales de primavera.
¿A qué se debe esta tendencia ascendente?
Una mejor vigilancia, el envejecimiento de la población y los cambios de factores climáticos pueden ser las razones por las que el número de estas notificaciones sea mayor respecto a años anteriores.
Las temperaturas más cálidas de los países del sur favorecen al desarrollo de la bacteria haciendo que el riesgo de contaminación sea mayor, ya que el agua fría puede alcanzar fácilmente la temperatura óptima para el crecimiento de Legionella.
El cambio climático, con mayores incidencias de olas de calor e intensidad de estas, puede explicar en gran parte el crecimiento de casos de esta enfermedad.
La forma en que esta enfermedad no se notifica ni se diagnostica de igual manera en todos los países de la UE, debido a que los síntomas de esta enfermedad en las primeras etapas pueden confundirse con los de la gripe, y a que muchos países no llevan un control representativo de los casos, provoca que los datos que obtenidos no sean realistas en según qué países.
De todos modos, la mejora de las redes de notificación y que cada vez son más los países que se suman a la tendencia de informar de los casos de legionelosis detectados también han tenido su efecto en el aumento de casos observado en estos últimos años.
A pesar de esta tendencia ascendente y de las posibles causas del aumento todos los especialistas están de acuerdo con que la prevención es la prioridad.
Los controles que permiten detectar la presencia de la bacteria y las medidas de control que se aplican a los sistemas de agua pueden prevenir casos de legionelosis en entornos donde se exponen las poblaciones de mayor riesgo.
En Bioser estamos convencidos que la mejor herramienta para reducir la incidencia de esta enfermedad es trabajar en la prevención; mantener las instalaciones con agua en buenas condiciones evita los brotes de legionelosis.
Para ello se deben realizar análisis de agua con cierta frecuencia. Actualmente, existe una norma específica que regula todo lo relacionado en el análisis de Legionella (RD 865/2003, de 4 de julio que establece los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis).
Pero también es muy importante saber reaccionar frente a brotes de legionelosis. En ambos casos (prevención y reacción frente a brotes) es necesario disponer de métodos de análisis sensibles y fiables.
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