Desde el 2005 Campylobacter es el patógeno gastrointestinal que aparece con más frecuencia en las notificaciones que recibe la Unión Europea.
Según datos del informe epidemiológico anual de Campilobacteriosis publicado por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (2017), en los últimos cinco años se ha roto con la tendencia ascendente en número de casos que se registran desde 2008 y, aunque sigue existiendo un aumento en el número de casos la diferencia respecto a años anteriores no es tan grande.
Distribución de casos confirmados de campilobacteriosis por 100 000 habitantes por país, UE / EEE, 2017
En 2017 se confirmaron 250.161 casos de 29 países europeos, superando por poco los resultados del año anterior, que se recibieron 248.752 confirmaciones de campilobacteriosis, del mismo número de países. La tasa global de Campylobacter confirmado es de 64,9 casos por 100.000 habitantes.
La tendencia de la mayoría de los países durante el período 2013-2017 sigue siendo de aumento, por varias causas. En el caso de, por ejemplo, España, Bélgica, Polonia y Suecia se debe principalmente a las mejoras en el sistema de vigilancia mientras que en la República Checa podría deberse a los avances en las pruebas diagnósticas.
En otros países la inclinación ha sido muy distinta. En Suecia, por ejemplo, el número de casos se duplicó respecto a los resultados del año anterior, debido a un brote de Campylobacter causado por contaminación en carne de pollo.
La campilobacteriosis muestra una clara estacionalidad, con un pico agudo en los meses de verano y un pico menos acusado, a principios de año.
Se asocia principalmente al consumo o preparación de productos derivados de aves, en el 20-30% de los casos, por lo que unas pautas de higiene son imprescindibles para reducir el número de casos por contaminación cruzada, aunque también hay estudios que apuntan a la transmisión directa con los animales o la transmisión ambiental en algunos casos.
Aunque en algunos casos se habla de la eliminación de Campylobacter como un reto que afecta a la producción primaria, lo cierto es que no es suficiente solo con un compromiso de los responsables de este sector si no que se deben combinar estrategias desde distintos puntos de toda la cadena alimentaria para evitar y/o reducir el riesgo de infección en humanos.
Desde Bioser, conscientes del riesgo que este microorganismo supone para la seguridad alimentaria y convencidos de la importancia que tiene compartir experiencias se organizó una Jornada sobre Retos y Riesgos en la Producción Avícola, donde hablamos de cómo reducir la incidencia de Salmonella y Campylobacter y proponemos soluciones para controlar la presencia y concienciar de los peligros que puede suponer este microorganismo.