Un estudio realizado por el Instituto Medioambiental de Múnich ha detectado restos de glifosato, un herbicida clasificado en el grupo 2A por la IARC como un probable carcinógeno para los seres humanos, hasta en 14 marcas de cerveza alemana.
El glifosato es uno de los herbicidas de amplio espectro más usado en la agricultura porque es una forma sencilla y rentable de controlar malezas y proteger cultivos. Su acción bloquea una vía metabólica esencial para el crecimiento de la planta pero que es una vía no presente en animales, lo que contribuye a su baja toxicidad en animales.
Los expertos del Instituto Federal de Valoración de Riesgos (BfR) afirman que los niveles detectados en las cervezas no suponen un peligro para los consumidores. Para ello haría falta consumir 1000 litros de cerveza al día.
Aun así, los expertos del Instituto Medioambiental de Múnich que han realizado el estudio insisten en que no debería haber glifosato en la cerveza y exigen a los productores que identifiquen el origen de este herbicida en la cerveza.
Los fabricantes, en un comunicado de la Federación de Cerveceros Alemanes (DBB), se posicionan en contra del estudio y defienden sus sistemas de control y los de la administración pública, así como la exigencia de la ley de la pureza alemana, recalcando que Alemania tiene la ley de herbicidas más estricta del mundo.
Parece ser que el glifosato hallado podría proceder de la cebada importada para producir la cerveza, principalmente de Francia, Dinamarca y el Reino Unido.
Fuente: El Huffington Post