El “European Commissions’ Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF)” ha reportado 10 notificaciones de aflatoxina B1 en maíz de origen europeo durante la última cosecha de maíz que fue en otoño de 2012.
El “European Commissions’ Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF)” ha reportado 10 notificaciones de aflatoxina B1 en maíz de origen europeo durante la última cosecha de maíz que fue en otoño de 2012. Durante los 10 años anteriores a esta cosecha – entre 2001 y 2011 – se reportaron en total 9 casos de aflatoxinas en maíz. Hasta ahora se trataba principalmente de un “problema de importación”. Sin embargo el calentamiento global ha provocado cambios en el mapa de micotoxinas en Europa, produciéndose “toxinas tropicales” en las fronteras europeas.
Este caso probablemente no será el último para los agricultores europeos. El Prof. Rudolf Krska, un experto internacional en micotoxinas de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias Biológicas (BOKU) en Viena, dijo: “Las condiciones son muy favorable para el desarrollo de Aspergillus en la zona sur de Europa, principalmente debido al cambio climático. Esta será la razón de más casos de aflatoxinas domésticas en el futuro. La industria de alimentos ha tenido que adaptar su gestión de riesgos para cubrir este nuevo reto y minimizar la exposición en Europa a las aflatoxinas”.
El origen del maíz contaminado reportado por el RASFF, fue principalmente el sureste de Europa, incluyendo Bulgaria, Grecia, Rumania, Serbia e Italia. El nivel promedio de aflatoxina B1 fue de 59.28 ppb (partes por billón o µg/kg) y el máximo, en maíz de Serbia, 204 ppb– 10 veces más que lo legislado por la EU como límite de aflatoxina B1 en materias primas: 20ppb, mientras que en alimentos es de 5ppb.
La Aflatoxina B1 es una de las sustancias con mayor potencia carcinogénica del planeta, 100 veces más tóxicas que los plaguicidas. Los hongos productores, que son diferentes especies de Aspergillus, han resultado principalmente un problema en las regiones tropicales, pudiendo ocurrir tanto en el campo como en el almacenamiento. Los principales países exportadores de maíz, como Argentina, Brasil y USA, han desarrollado, durante la última década, sistemas de gestión de riesgo para manejar las aflatoxinas. Europa puede tomar esos ejemplos, y adaptarlos a sus sistemas para esta nueva realidad que son las aflatoxinas.
El análisis de aflatoxinas requiere de métodos de muestreo, que deben llevarse a cabo desde el principio de la cadena de suministros, debido a la distribución heterogénea de este contaminante. Los métodos de análisis son muy sensibles, con límites entre 5 y 20 partes por billón (ppb). En los puntos de recepción, la determinación puede llevarse a cabo con dispositivos de flujo lateral (AgraStrip® Aflatoxin) o métodos Elisa (AgraQuant® Afla). El método de referencia de los laboratorios hoy día es LC-MS/MS, que es una tecnología que puede detectar simultáneamente las principales micotoxinas, incluyendo aflatoxinas.